El sector automovilístico atraviesa momentos complicados sobre todo en Europa y Estados Unidos, tanto por la dura competencia de vehículos chinos como por las normativas ambientales que en el caso europeo supone la desaparición del motor de combustión en 2035. China se ha convertido en el gran productor del coche eléctrico con un control casi total de todos los elementos, especialmente las baterías. Actualmente el gigante asiático es el mayor mercado de automóviles eléctricos del mundo, tanto en producción como en ventas. Fabricantes chinos como BYD, NIO, XPeng y Li Auto están ganando relevancia global.

En plena efervescencia del coche eléctrico chino y sus bajos precios, Europa ha decidido imponer unos aranceles para su importación, mientras las ventas de los vehículos a electricidad se estancan y algunos fabricantes han optado por retrasar su producción masiva.

Pero antes de esta complicada situación para los fabricantes, la concentración y las alianzas entre los productores han marcado la última década del automóvil. El sentido patriótico de la producción de vehículos, tantas veces destacado en el cine de Hollywood, ha pasado al pragmatismo de los acuerdos, con la creación de grandes conglomerados entre los que destaca Stellantis. Este fabricante europeo -originalmente el grupo PSA francés, se fusionó con la italianonorteamericana Fiat Chrysler Automobiles y lidera el número de marcas que oferta en el mercado con 13.

También el dinero chino ha entrado en tradicionales fabricantes europeos como es el caso del grupo Geely en Volvo y Lotus, mientras la estadounidense General Motors oferta ya dos marcas (Baojun y Wuling) en asociación con la china SAIC, además de sus reseñas propias. Uno de los acuerdos más llamativos es el de la india Tata Motors que es dueña de marcas británicas tan emblemáticas como Jaguar o Land Rover, estas dos últimas pasaron a formar parte de su propiedad tras ser compradas a Ford Motor Company. Sólo Suzuki y Subaru llevan, de momento, un camino en solitario, aunque Toyota tiene una participación relevante en este último fabricante japonés. Renault, por su parte, es el mayor accionista de Nissan.

Diversificar riesgos, conseguir sinergias en la fabricación de automóviles y cubrir los distintos segmentos de clientes explican este movimiento de concentración accionarial y de alianzas. Además, algunos de estos fabricantes también están involucrados en la producción de vehículos comerciales, motocicletas y productos de movilidad eléctrica para atender la mayor parcela posible del mercado.

Además de la electrificación, los fabricantes están desarrollando vehículos más conectados, con software avanzado y capacidades de conducción autónoma. Empresas como Tesla, con su enfoque en actualizaciones de software y conducción autónoma, están marcando la pauta.  Las colaboraciones entre fabricantes automotrices y empresas tecnológicas han aumentado. Por ejemplo, Volkswagen y Ford han trabajado juntos en proyectos de vehículos eléctricos y conducción autónoma. Estas alianzas permiten compartir costos y acelerar el desarrollo de nuevas tecnologías.  Algunas compañías están explorando nuevas formas de generar ingresos más allá de la venta de vehículos, como los servicios de suscripción, alquiler de autos eléctricos y movilidad como servicio (MaaS).

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